Casi convierte un gol maradoniano, manejó los hilos de Vélez y sumó para la victoria de su equipo, que se prendió en la lucha por el Clausura...
Hace dos fechas, nadie hubiera pensado que Damián Escudero recibiría una ovación semejante a la de este sábado, en la victoria de Vélez sobre Rosario Central. Era uno de los más criticados, su nivel había bajado de manera preocupante y esto se reflejaba mucho en las pobres actuaciones del equipo de Liniers. Pero parece ser que esos partidos quedador en el olvido: si contra Tigre el 10 de Vélez había mostrado signos de recuperación, el sábado lo confirmó.
En el primer tiempo, los dirigidos por Hugo Tocalli no jugaron nada bien, pero en el complemento, el enganche tomó las riendas y, con un muy buen pase a Santiago Silva -que luego habilitó a Jonhatan Cristaldo para convertir el primer gol- y un fuerte y colocado zurdazo que se coló en el arco Canalla, justificó la victoria de Vélez.
Pero lo mejor del enganche -o lo más vistoso- se dio unos minutos después del descuento de Central, cuando el equipo rosarino iba con todo en busca del empate.
Escudero tomó la pelota en la puerta del área fortinera luego de un despeje del defensor Fernando Tobio y allí comenzó una corrida a toda velocidad hasta el área de enfrente en la que el jugador demostró toda su habilidad para sacarse del camino cuatro jugadores y terminar rematando apenas desviado. La tribuna del Fortín -y posiblemente varios hinchas canallas también- estallaron en aplausos, lamentos y comentarios alusivos a Maradona.
Escudero volvió a ser Escudero, y todo Vélez está feliz.
Por Lucas Taskar
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