Palabras peligrosas

* Nota de opinión

Hablar es gratis, y cualquiera puede hacerlo. No hay restricciones para sacar palabras de la boca. Pero es recomendable pensar antes de hablar, porque lo que uno dice puede tener repercusiones, y más si sos futbolista.

Las palabras de Marcelo Bustamante, quién señaló que "si ellos (los hinchas) alentaran los 90 minutos, nosotros tendríamos fuerza para salir adelante", le dolieron mucho al hincha de Vélez.

Desde la cuarta fecha del Torneo Clausura que este Vélez no entrega nada, y los hinchas estuvimos siempre, alentando al equipo durante todo el partido.

El bajo nivel que está mostrando "el pichi" Escudero, los cada vez más infantiles errores de Sena, los horrores defensivos del mismo Bustamante y el poco trabajo que Zapata realiza tanto en defensa como en ataque no pueden tener explicaciones relacionadas con el hincha.

Trabar con fuerza, buscar rápido una pelota para sacar un lateral o correr hasta el ahogo son cosas que deben salir del propio jugador, quien debe demostrar sus ganas de ganar y el profesionalismo que lo llevó a vestir la V azulada en el pecho.

Utilizar al hincha como causa del bajo rendimiento es una de las bajezas más grandes y tristes que viví como velezano.

Este Vélez necesita urgente una renovación: basta de jugadores que viven del club hace mucho tiempo si retribuir nada (Sena, Bustamante, Bustos), basta de gastar mucho dinero en jugadores mediocres como Méndez, Papa y Silva o en promesas que juegan un partido y se lesionan como el paraguayo Nuñez.

Necesitamos sangre juvenil, esa misma que, con jugadores como Bassedas, Camps, Posse, Somoza y Jonás Gutiérrez, permitió la obtención de distintos títulos. En este sentido, Hugo Tocalli puede ser de gran ayuda (sería un error atacarlo a él, por lo menos por ahora).

Será un proceso lento, perderemos mucho más, nos quedaremos sin disputar copas, sufriremos más de lo que sufrimos, pero lo que queda claro es que el hincha siempre va a estar.

Y el jugador que critique al hincha... que se dedique a otra profesión.

Por Lucas Taskar